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Políticas de Renegociación para Fortalecer al TLCAN/NAFTA

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte no es perfecto. Se han hecho muchas concesiones y la implementación de dicho tratado tuvo efectos variados en los tres países. La manera de lograr un balance positivo es abordando las desventajas para encontrar posibles soluciones.

Estados Unidos se encuentra en la región económica más competitiva del mundo – América del Norte. A pesar de esto, la recuperación de Estados Unidos de la Gran Recesión ha sido inadecuadamente fuerte. Fortalecer la relación económica norteamericana podría formar parte de una política de crecimiento económico que asegure empleos en Estados Unidos.

Por su parte, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte no es perfecto. Se han hecho muchas concesiones y la implementación de dicho tratado tuvo efectos variados en los tres países. La manera de lograr un balance positivo es abordando las desventajas para encontrar posibles soluciones. De hecho, la Iniciativa de Competitividad Norteamericana del Instituto George W. Bush ha hecho exactamente esto. 

Reunimos un grupo de expertos de alto nivel del mundo empresarial, académico y de políticas públicas durante los dos ultimos años para desarrollar un conjunto de propuestas para mejorar nuestra prosperidad. 

Nuestro análisis sugiere que la disminución del empleo manufacturero parece estar más relacionado con la innovación y el aumento de la productividad, y con la expansión del sector servicios de la economía. Lo que resalta claramente es que la integración económica de América del Norte no ha disminuido la competitividad global de los Estados Unidos – más bien el contrario. 

Al mismo tiempo queda claro que existen políticas domésticas inadecuadas, como un sistema educativo que no brinda el entrenamiento professional necesario para que las personas puedan seguir el ritmo a medida que los puestos de trabajo evolucionan. Con la falta de inversión en infraestructura y regulaciones que aumentan los costos sin producir beneficios proporcionales no es sorprendente que sectores de la sociedad se sientan marginados. 

Es por ello que el Instituto George W. Bush plantea ciertas recomendaciones para promover una economía doméstica fuerte: 

Reformar el proceso de permiso presidencial de los Estados Unidos para empoderar a los emprendedores y reducir la incertidumbre

En la actualidad, la construcción de una carretera o tubería a través de nuestras fronteras requiere una determinación política por parte del Departamento de Estado de que el proyecto sería de interés nacional. 

Una reforma reduciría el costo de desarrollar infraestructura como carreteras, líneas de ferrocarril, puentes y tuberías que cruzan las fronteras de Norteamérica. 

Promover un enfoque regional para desarrollar las normas y la certificación de la fuerza laboral

La multiplicidad de normas aumenta el costo de reclutamiento y capacitación, deprimiendo la productividad y los ingresos. Los estándares más altos desarrollados con el liderazgo del sector privado aumentarán la productividad de la mano de obra, al igual que hacer nuestros productos manufacturados más competitivos y asegurar puestos de trabajo de fabricación y logística. 

Alentar al capital privado a invertir en infraestructura a través de las fronteras

Este tipo de inversión permitirá al mercado impulsar prioridades y fortalecería la competitividad de nuestras cadenas de suministro. El resultado será una reducción en los retrasos innecesarios, disminuyendo costos y aumentando la competitividad global. 

Fortalecer la cooperación en las regulaciones

Necesitamos una mejor cooperación en las regulaciones de de la gama de los productos — de los coches a los jellybeans — para eliminar y prevenir la aparición de normas que difieren sin mejorar la salud o la seguridad. 

Asegurar la coherencia de las normas de seguridad y de protección ambiental en la exploración, producción, refinación y distribución de energía

Normas comunes reducirían el costo de la energía, fortaleciendo aún más nuestra competitividad en la fabricación y asegurando los trabajos de fabricación y logística. 

Estas políticas fortalecerían nuestra base manufacturera, preservando al mismo tiempo las ventajas competitivas del comercio con nuestros vecinos canadienses y mexicanos. 

Para afrontar realmente la ansiedad acerca de nuestro futuro económico, esfuerzos como estos deben ir acompañados de políticas de educación y capacitación para fortalecer los mercados de trabajo y promover la innovación y el crecimiento en las industrias emergentes. 

Un compromiso creíble con una Cumbre de Líderes Norteamericanos estructurada con expectativas claras y seguimiento aseguraría que América del Norte mantenga su orientación hacia el futuro. Juntos podemos quedarnos en la vanguardia de la economía global – por cierto, no querremos caer en la popa.

Matthew Rooney is director of the Bush Institute’s Economic Growth Initiative and Rosa Perez Villanueva is a Bush Institute Niemi Fellow.